JOCS
Editado
BMG/Ariola 2002
Letras
Miquel Martí i Pol * , Lluís Llach
Música
Lluís Llach
Laura Almerich
Guitarra clásica en “Fabià”
Jordi Armengol
Guitarra eléctrica en “Un no sé què” y “Ara mateix”
Anna Comellas
Violoncelo
Dani Forcada
Percusiones
Pedro Javier González
Guitarra clásica
Enric Illa
Batería
Tato Latorre
Guitarra acústica en “Fabià”
Nacho Lesko
Teclados, piano, acordeón, melódica
Jordi Portaz
Contrabajo, bajo eléctrico, guitarra acústica en “Ara mateix”
y programaciones
Luis Rigou
Flautas
Laly Rodríguez
Guitarras eléctrica, acústica y acústica 12 cuerdas
Odette Telleria
Voces
SECCIÓN DE CUERDA
Violines: Güel Cabestany, Nuria Freixanet, Sergi Mauro, Joan Marsol,
Elisenda Prats, Francesc Puche
Violas: Anna Mainé, Maria Moreno, Ferran Saló
Chelos: Anna Comellas, Julia Pérez, Lara Vidal
Contrabajos: Miquel Àngel Cordero, Jordi Portaz
Producción artística
Jordi Portaz
Estudios Grabación
Montalt Park (Sant Vicenç de Montalt), B+B, Sala L que R (Barcelona),
Zanfonia (Barcelona)
Estudios Mastering
Nautilos (Milà)
Grabación
Didier Richard
Asistente de grabación en sección de cuerdas
Pau Sastre
Mezcla
Didier Richard, Jordi Portaz
Edición voces
Xavier Puig – Tamtam estudios
Ingeniero mastering
Claudio Giussani
Grabado en Sant Vicenç de Montalt y Barcelona entre junio y octubre
del 2002
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ESTAMOS DONDE ESTAMOS
Por razones estrictamente personales, que tienen que ver con la salud
emocional, me veo obligado a recomendar estos últimos juegos de Lluís
Llach.
Como un antídoto. Como un bálsamo. Como una lección.
Ignoro el número que este trabajo hace en su discografía, que
comenzó en una lejana y larga noche de piedra, con canciones de amor y de barricada. Desde
entonces, no ha cambiado mucho el mundo, aunque traten de convencernos de
lo contrario. Llach tampoco lo ha hecho. Pero cada álbum es la evidencia
de su evolución, el desarrollo en dolby estéreo de su cosmogonía.
Por los caminos de siempre. El del un puro clasicismo al que su propia integridad y madurez lo moderniza. Y el de la palabra trasgresora, desde su personal y conmovedora expresión de lo amoroso, hasta esa perseverancia suya
en seguir cantando las verdades del barquero. A mí me gustaría
escribir sobre los sentimientos como lo hace él. Hasta me conformaría con saber
sentir como él. Porque entre la tiniebla de mis dudas, su voz me llena de certezas. Sobre
la estética y sobre la ética. Tendría que remontarme a
Jacques Brel para encontrar a alguien que, alzado a un escenario, pudiera transmitir tan espesa
comunión de ambos conceptos.
Llach canta ahora sus juegos a contracorriente, como lo ha hecho siempre.
Escribe sus poemas y los puebla de añoranzas, de tinieblas antiguas
que aún nos acechan, de razones para conjugar la solidaridad, aunque no corran
buenos tiempos para la lírica. Y luego está su música,
poderosa o tierna, mestizaje de sedas y arpilleras, celofán a medida de una emoción,
cobijo de melancolías y tempestades. Se nota que el artista, seriamente enfermo
de tozudez crónica, principios sin marcha atrás y sensibilidad
extrema, ha conocido el frío en su corazón y el dolor en sus tripas. Pero
también el calor de una piel en armonía y el color de una bandera pintada de
libertad y tolerancia. Quizá todo ello lo ha ido inmunizando contra la pereza
que da el miedo.
Por razones estrictamente emocionales, les recomiendo que jueguen a
sus juegos, que escuchen sus canciones nuevas. Donde todos pueden escuchar quién
somos. Donde los que pierden, ganan. Los que esperan, encuentran. Los que
sueñan, avanzan. Y los que la hacen, la pagan.
Juan Ramón Iborra
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1. Un no sé què |
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| 2. Ens veiem a Folegandros |
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| 3. Neofatxes globals |
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| 4. Fabià |
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| 5. Si un adéu d’amor... |
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| 6. Vell és tan bell |
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| 7. Ara mateix
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